no me preguntas por el desgarro
el desgarro que me surgía de las venas se ha elevado hasta infectar los dientes
y se ha suspendido perenne
se infiltró en los pulmones
me ahogué en su viscosidad
y seguí
ahora floto en él
me aclaró o enturbió los ojos y el cerebro
me dejó recluida en la esquina
mirándome al espejo salvaje de las horas restantes
apisonada por las propias suelas antiguas
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