Sin buscarlo abrí esa última ristra de mensajes guardados. Fue la primera vez que pasamos juntos varios días, varias noches. Te decía, llena de ti y de tristeza, que me estaría una vida ahí, en ese verano de LA a tu lado. Me estaría allí una vida, nuestra vida, escuchando el mantra de aquella canción cutre, en ese hotel solitario, en esos días azules y amarillos, entre sudores y olores, en ese nosotros que tan bien se nos daba. Deberíamos habernos quedado allí, en el bucle luminoso infinito.
Pero nos fuimos. Y trozos de piel desprendida se quedaron sobre esas sábanas. Como cada vez que nos vamos. Cada vez más piel. Cada vez más herida. Cada vez más cicatriz.
Cicatrices que van escondiendo que sigo queriendo el mantra, el bucle, la vida.
martes, 2 de mayo de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario